Las huellas químicas halladas en rocas
de la provincia de Xiakou,
China, confirman que las emanaciones gaseosas de metano y CO2
procedente de una importante actividad volcánica calentaron el planeta. El
metano es un gas con un importante efecto invernadero, más intenso que el
producido por el CO2. Sin embargo, algunos autores afirman que las
concentraciones de metano y CO2 se mantuvieron elevadas durante
mucho tiempo y junto a las emisiones sulfurosas que acidificaron las aguas
fueron responsables del primer evento de extinción masivo de nuestro planeta.
En la historia de
nuestro planeta existen dos momentos críticos que determinan una extinción en
masa de las especies existentes. La primera, la constituye la transición entre
el Pérmico al Triásico, la segunda la transición del Cretácico al Terciario. A
diferencia de la transición Cretácico-Terciario, que marca la extinción de los
grandes saurios del planeta, pero no se afectan los registros fósiles
vegetales, durante la transición Pérmico-Triásico se produjo una drástica
reducción de los registros paleobotánicos. La recopilación de los datos
paleontológicos disponibles permite estimar que en apenas 20.000 años, el 57%
de las familias de organismos marinos presentes en el Pérmico desaparecen,
llegando al 83% de los géneros y el 96% de las especies según algunos autores. La
recuperación de la flora y fauna de los fondos marinos no se produce hasta 10
millones de años mas tarde. Dan Rothman,
geoquímico del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), reparó en una
discrepancia con la teoría del vulcanismo. Sus características químicas indican
que los valores de dióxido de carbono y metano permanecieron elevados mucho
tiempo. Según él, si los gases hubiesen sido fruto sólo de la actividad
volcánica deberían haber disminuido antes. Además apunta que las
concentraciones de gases parecen adaptarse más a un patrón de crecimiento
exponencial propio del crecimiento de algunos microorganismos.
La bacteria Methanosarcina es un género de microorganismos que produce metano a partir de
CO2 e hidrógeno y según
algunos investigadores podría haber sido responsable, tras un crecimiento
desmedido, del evento de extinción del pérmico.
Las ingentes cantidades de
níquel emitidas por las erupciones permitieron florecer a Methanosarcina.
La bacteria, que habría adquirido la capacidad de producir metano por aquella
época, necesita el níquel para metabolizar la materia orgánica en gas.
Methanosarcina.
Según esta teoría que viene a complementar la teoría del vulcanismo para
explicar la extinción masiva entre los periodos pérmico-triasico, la masiva
liberación de metano elevó la temperatura del planeta y aumentó la acidez de
los mares, mientras que la concentración de oxígeno se desplomó a medida que
este era consumido durante la conversión natural de metano en dióxido de
carbono. Los organismos comenzaron a morir y, en una espiral ascendente, Methanosarcina
se cebó con la materia descompuesta liberando a su vez más metano. La forma
de evaluar el nivel de extinción de los complejos biológicos se basa en el
análisis de las proporciones isotópicas del carbono. Con vida en el entorno, el
registro geológico presenta casi todo el carbono como C12 ya que las
enzimas de los organismos fijan mas eficazmente este isótopo. En las épocas con
menor actividad orgánica casi todo el carbono identificado en el estrato
geológico es C13. En el intervalo Pérmico-Triásico observamos una
anómala concentración de C13. Cuando la vida se recupera y
diversifica durante el periodo triásico, los niveles de C12 vuelven
a niveles previos.
Referencias.